Sin mujeres no hay transformación digital
Vivimos en una sociedad donde la necesidad de cambio se va instalando inevitablemente en la conciencia colectiva. Y es un paso indispensable para acometer los grandes retos que enfrentamos, como la transformación digital.
Es bien sabida la acuciante y creciente necesidad de nuevas competencias digitales. El déficit de talento digital precisa un hondo despliegue de iniciativas que permitan la generación de una nueva generación de profesionales. La formación digital se ha convertido en una palanca necesaria para las nuevas políticas de empleo. Pero habrá que incidir también en algunos espinosos problemas que se han convertido en “estructurales”.
El premio lo merece. La creación de más de un millón de nuevos puestos de trabajo en esta década en estas disciplinas ha de permitir a España potenciar sus recursos profesionales para desempeñar el papel protagonista que persigue la Comisión Europea para todo el territorio UE, en un escenario cada vez más concurrido y competitivo.
Pero nada de ello será posible mientras la mujer mantenga una representación manifiestamente insuficiente en el ámbito TIC. Algo que no es exclusivo de nuestro país pero que compromete el mismo futuro tecnológico de Europa. La situación es peor de lo que era hace 20 años
En España, sólo uno de cada seis especialistas TIC y uno de cada tres graduados en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas son mujeres.
Siempre queda latente la falta de vocaciones, por más que el 47% de los estudiantes en las ramas de bachillerato de ciencia y tecnología sean mujeres. Pero hay una masiva reorientación a disciplinas relacionadas con la salud o la biotecnología. Las áreas técnicas o relacionadas con la informática no parecen resultar, a priori, atractivas por sus aparentes carencias en términos de creatividad o su – aparente también – menor capacidad de abordar y resolver problemas de carácter social/ familiar. A todo lo anterior se añade un atávico respeto a disciplinas relacionadas con la lógica o la matemática.
Los especialistas digitales, no obstante, ejercen un trabajo creativo y de profundo impacto social, en todos los órdenes. Y la aparente dificultad/ complejidad de sus estudios, barrera de entrada para buena parte del talento femenino, choca cuando se analiza el desempeño de las mujeres, por ejemplo, en las carreras de ingeniería informática.
Según las estadísticas revisadas de la Secretaría General de Universidades, el 16% de los 65.265 estudiantes matriculados son mujeres. Y sin excepción obtienen mejores ratios de desempeño que sus compañeros de aula. Las futuras ingenieras demuestran la no existencia de sesgo de género alguno en cuanto a capacidad. Si tienen la “oportunidad de probar”, el ratio de éxito es por tanto superior al de los hombres.
Cuestión diferente es la persistencia de praxis discriminatorias en el ambiente profesional, en términos de brecha salarial, o ciertas actitudes/ dificultad en alcanzar puestos de dirección. El impacto del COVID-19, además, parece haber exacerbado las disparidades de género preexistentes, en el sentido de que las nuevas rutinas en el hogar como resultado de la pandemia han hecho que las empleadas tecnológicas asuman más tareas domésticas que sus colegas masculinos. Y ya circulan estudios que acreditan en este colectivo un agotamiento superior al de los hombres. Más mujeres tecnológicas que hombres informaron sentirse agotadas en el trabajo, tener que trabajar más horas extras y asumir más responsabilidades de cuidado de niños.
Pero estas cuestiones, lamentablemente, responden a un modelo social que, a pesar de los avances, debe evolucionar más hacia la equitatividad y la meritocracia. Y que no deben sino reafirmar la necesidad de actuar. La discriminación positiva se justifica por todo ello, y debería ayudar a ir corrigiendo esta situación tan poco lógica, tan poco justa, tan poco conveniente.
Desde nuestra Fundación hemos canalizado cientos de becas a mujeres, para facilitar su acceso a todas las oportunidades que abre este nuevo escenario digital. Cursos especializados en nuevas competencias digitales que permiten una inmersión equilibrada en profesiones técnicas de alta demanda, y desarrollar las capacidades hasta límites nunca sospechados
Si te interesan nuestras actuaciones escríbenos a info@fundacionvass.org y te daremos información al respecto.